Liderazgo virtual

El líder ¿nace o se hace?, creo que en tiempos de pandemia: se hace. Nunca dejamos de aprender y hay todo un mundo por conocer. Adaptación. Evolución. Paciencia. Capacidades, habilidades y competencias hay muchas por desarrollar, pero pocas veces nos atrevemos a evaluar. Creo que todos entendemos qué es un líder y cuáles son sus características, pero cómo generar un liderazgo virtual, es algo que está generando incertidumbre en la actualidad.

 

El liderazgo responde a una situación, a la madurez de nuestros subordinados y a la comunicación efectiva que tenemos con los miembros de nuestro equipo. No obstante, podemos pensar en que ser líder implica: dirigir, persuadir, participar y delegar. Depende del momento, de la actividad, de la confianza, pero sobre todo de cuan eficiente puede ser mi labor al momento de estar frente a un grupo de personas.

 

Dirigir implica identificar las acciones, las causas, escenarios posibles; mis empleados son nuevos o la actividad a realizar se hace por primera vez; es difícil y complicado para todos, pero la actitud y seguridad primordiales en este proceso.

 No se puede dar una instrucción si no se conocen los riesgos o impacto colateral de las acciones. Es un hecho que el trabajo virtual fue un reto para muchas personas, la resistencia al cambio nos desorienta por tanto, un liderazgo directivo es claro con su comunicación y realista con su ejecución. Tiene que apoyarse de expertos o quizá externos que contengan y evalúen la situación. Aquí se negocia y recuerda que el la negociación, no siempre se gana.

Ahora bien, pongamos un ejemplo: todos tenemos que hacer home officie, ¿les suena familiar? Toda una oportunidad para imitar eso que las grandes empresas y transnacionales, presumen tanto de realizar, pero ya que estoy en mi casa y en horario de trabajo: ¡qué hago!. Como líder se tiene que ser muy persuasivo. Convencer a tus empleados, generar en ellos la idea de que es lo mejor o al menos, que vale la pena experimentarlo. Persuadir implica vender. Queremos estar en nuestra casa, tenemos que estarlo, pasar más tiempo con nuestros seres queridos, pensar que soy mi propio jefe y que con quienes convivo se den cuenta que mi labor es importante y fundamental para la empresa. Estar al pendiente de mis dispositivos y que siendo realistas “ya lo hacíamos”. En casa se come sano, a nuestras horas y nos da tiempo para descansar desde la comodidad de nuestro hogar: sin lugar a dudas el home office: vino para hacernos más amena la vida y disfrutar nuestro trabajo…¿me compran la idea?

 

Trabajo colaborativo, equipos de trabajo, participar en la toma de decisiones. Los líderes participativos hacen uso de las habilidades de sus empleados. La madurez de los subordinados es media y su nivel de participación depende del líder: las decisiones las tomamos entre todos y las acciones las realizamos en conjunto. Pueden existir muchas dudas en el proceso, es normal, se tiene que ser paciente y hablar un mismo idioma, tener un mismo código. La descripción de puestos es primordial, avanzar a un mismo ritmo, conocer las vulnerabilidades y afianzar los lazos fraternales. En la virtualidad la participación se da, cuando se llega a un consenso y nos apegamos a nuestras normas. La comunicación e unilateral y las jerarquías se pierden, aunque se ganan con el respeto.

Cuando el nivel de madurez de los empleados es alto, al igual que su nivel de participación, podemos hablar de un liderazgo delegativo, es decir, delegamos las labores, funciones y acciones con base en la integridad y confianza de nuestros empleados.

El delegar implica riesgos, pero con el paso del tiempo se reducen conflictos, administran más los recursos y eliminan los tiempos muertos. Trabajamos a nuestro propio ritmo, cumpliendo la meta, reaccionando ante las circunstancias y promoviendo la responsabilidad en medio de un clima organizacional favorable: resultado de una comunicación asertiva y un liderazgo positivo.

La retroalimentación es básica en éste tipo de liderazgo dado que, se reconocen las amenazas, para convertirlas en fuerzas. En el home office delegamos los objetivos, para el cumplimiento de metas y la obtención de resultados.


Podemos decir que la base del liderazgo virtual, consiste en conocer a nuestros empleados, desarrollar un clima laboral óptimo y visualizar los posibles escenarios, basados en una planeación estratégica.   La escucha activa es otro de los elementos a considerar para ejercer un liderazgo positivo; retroalimentar antes, durante y después, acompañar a nuestro equipo y saber que la resistencia al cambio existe: nos hará líderes efectivos, eficientes, positivos y situacionales. Cada situación es deferente, las acciones requieren soluciones emergentes, la experiencia y reflexión nos hará líderes aún con la virtualidad.

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